Un informe de Unicef reveló que casi la mitad de los niños y niñas de la Argentina son pobres. Hablamos de más de cinco millones de chicos, de los cuales, además, un millón y medio no come todos los días.
Según el trabajo, el 47,7 % de los niños y adolescentes del país es pobre y de ese porcentaje, el 10,8 % están en la pobreza extrema o en la indigencia.
“Hay un millón y medio de chicos que no come todos los días”, apuntó uno de los investigadores que destacó la otra cara de estos números: “La pobreza infantil es hereditaria”. Es decir, un niño pobre es más probable que crezca y se convierta en un adulto pobre y que tenga hijos pobres.
UN CÍRCULO VICIOSO
La investigación hizo tres cortes por edades: de 13 a 17 años, de 5 a 12 y de 0 a 4 años. La incidencia mayor de la pobreza se verifica para el primer grupo (51 %).
En cuanto a las disparidades entre sexo son menores, aunque los varones tienen tasas de pobreza más elevadas, excepto en el grupo de 0 a 4 años, en el que hay una “clara desventaja” para las niñas.
En cuanto a la “desigualdad en la pobreza”, el informe indica que si bien la pobreza afecta al 47,7% de los niños, la tasa aumenta al 85 % cuando el niño reside en un hogar cuyo jefe o jefa está desocupado, al 64 % cuando es inactivo o al 65 % cuando es asalariado informal.
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